OCTAVIO QUINTERO Y LA COLONIA DE CALI

OCTAVIO QUINTERO Y LA COLONIA DE CALI

UNA TÍMIDA SEMBLANZA 

Como compañeros de estudio, tiempo ha, Octavio y yo no nos hemos desligado y conocemos aspectos inéditos de la personalidad de cada uno de nosotros. Por ello, doy a conocer el perfil de un ser que ha ascendido en la escala económica y social luchando muchas veces con sus más cercanos enemigos: sus propios miedos.

Octavio Quintero Gómez, uno de los catorce hijos de Emilio y María Olivia, nació en la vereda El Tambo de Granada; en el campo vivió hasta los 14 años, porque también tenían una finquita en Calderas. Era lo que se estilaba: una en tierra caliente y otra en tierra fría con cultivos cíclicos.

Su infancia y primeros estudios

Diariamente salía desde la vereda en una dura rutina: salir al pueblo a estudiar, ir a almorzar a la finca, volver a estudiar y retornar a su casa del campo casi al anochecer.

Luego, Chulo Gómez, su abuelo, lo acogió y sólo iba en la mañana y retornaba   al campo en la tarde. Y anota:

-No había nada de jardín infantil, kínder, preparatoria ni párvulos. En ese entonces sólo a los 8 años cumplidos nos recibían en la escuela. Mientras los   cumplíamos, todos trabajábamos en la finca en oficios menores: recoger boñiga, coger café bajito, cargar leña.-

Posteriormente, su papá, Emilio, se colocó en El Sostenimiento o Secretaría de Obras Públicas Departamentales y se salieron a vivir en Granada.  

Entró a la escuela Jesús María Yepes de su pueblo, y la señorita Rosalba Tamayo Jiménez lo recibió (nos recibió) con toda su ternura.

-La queremos mucho, quiero hacerle un reconocimiento y enviarle un mensaje de admiración. –

-Blancaura, mi tía maestra, también fue excelente en impartir formación. Dice reivindicándola.  La recuerdo con su rigidez, pero fue la que me orientó con todas las dificultades que yo tenía. Recuerdo a Noé Parra, Alonso Giraldo, Francisco “Chocolito” Aristizábal. En secundaria, recuerdo, entre otros, a Rodrigo Zuluaga, Rosalba Ossa, Olinda Zora, “Simoncito”, Argemiro Pareja. ¡Toda una pléyade de maestros! – Dice.

UN DESFILE DE PONCHERAS EN CALI

A riesgo de que se queden muchos nombres de líderes en el tintero, como de hecho sucederá motivado simplemente por olvidos involuntarios, Octavio Quintero, emocionado se desgrana en un rosario de nombres de personas que reiterativamente aparecen en los movimientos sociales granadinos en Cali:

-Mientras esto pasaba en Granada, por el centro de Cali desfilaban los, también paisanos, Carlos Gómez, Gustavo Herrera, Ramón Alzate, Antonio Duque “Chispas”, Francisco Quintero, Jesús Zuluaga, Emilio Quintero y otros personajes solidarios para recoger las limosnas con la ponchera y así   enterrar a paisanos pobres, ayudar con mercaditos y apoyar obras sociales y parroquiales. – Con esta historia volveremos más adelante.

Colonia de hecho.

Paralelo a este movimiento se organizó otro con visos de colonia: Asociación de Colonias Granadinas, ASOCOGRA, liderada por Jesús Zuluaga (dueño del Granero Nuevo Mundo), acompañado de cerca por Ramón Alzate, Jaime Duque Urrea y Carlos Gómez, entre otros que, como vemos, también conformaban el grupo recogedor de donaciones puerta a puerta, negocio a negocio. 

¡Me voy para Cali!

Octavio se iba de Granada para Cali en las vacaciones escolares, y luego regresaba a tirar pinta con los sobraos de ropa de los hermanos más gorditos y bajitos, por lo que la mamá tenía que hacerle muchos ajustes a los pantalones, hasta que le quedaran “presentables”, aunque con los bolsillos traseros unidos uno con otro.  Allá, en Cali cayó en cuenta de que muchos paisanos sólo llegaban a trabajar, pero no seguían estudiando. Él tenía muy claro que iba a estudiar a como diera lugar.

Inmediatamente graduado en 1974, esa misma noche de noviembre arrancó para Cali a radicarse definitivamente.  Allá, José David Berrio, un condiscípulo en Granada, lo llevó de la mano a la universidad y se matriculó en Contaduría Pública.

¡Acosado el paisa!

Los caleños son personas muy alegres, extrovertidas y muy toma pelo o bromistas y lo invitaban a rumbiar para que botara el capote o despertara, porque lo veían muy dormido. Mejor dicho, le aplicaron el Bull ying o acoso, como se hace aún hoy a los primíparos universitarios.

Un compañero lo cansó tanto y le llenó la paciencia que, aún sobre su timidez, sacó fuerzas y se batió como un león herido. Es que no hay enemigo pequeño; desde ese momento, entendieron que la timidez no es bobada y todos lo respetaron.

Los Comerciantes:

Mario Arango Escobar y John Arbeláez, autores del libro La Economía Popular: dicen de los orientales de Antioquia: … granadinos, santuarianos, y marinillos han demostrado su habilidad para conquistar nuevas plazas, crear novedosas redes mercantiles basadas en nexos familiares, de amistad o de simple paisanaje y montar activos centros comerciales, eminentemente populares, con los precios más bajos de mercado…”

El Triángulo de las Bermudas en Cali:

Acorde con lo dicho por estos connotados autores, en Cali, hay tres grupos de orientales, con tendencias comerciales muy marcadas y diferenciadoras, pero con un hilo conductor: el paisanaje.

El granadino antes llegaba a montar graneros, que con la llegada de sus parientes se convertían pronto en grandes supermercados; actualmente tienen vigencia también en mercancía tipo Sanandresito.

El santuariano, es “un duro” en venta de ropa, variedades, cacharro, almacenes. En Cali, poca presencia en sector alimentos, aunque sí en La Costa y Antioquia.

El marinillo es fuerte en panaderías: “Un 90% de ellas en el Valle del Cauca es de marinillos o descendientes. -Afirma Octavio.

OCTAVIO EN EL COMERCIO

Empezó entonces, el casi adolescente Octavio, a trabajar en el negocio de su hermano Abad en la galería del barrio La Floresta en Cali, como cargador y despachador de abarrotes, vendedor de mostrador, vendedor de calle; pero estudiando juicioso en las noches.

El duro parto de un grupo gremial de paisas liderado por don Antonio “Chispas”:

“Don Antonio Duque Gómez (Chispas) un granadino prohombre de la caridad, un hombre empresario absolutamente humano, pensando siempre en el bien común,   me veía “haciendo la tarea” y me dijo que tenían un gremio denominado Asociación de Comerciantes de Cali, ASOCOMGRAC, que estaba conformada, en su mayoría, por comerciantes granadinos y  que se fundó porque las autoridades del Municipio de Cali iban a desplazar  a punta de bayoneta y a la fuerza a todos los comerciantes de granos y abarrotes a la recién fundada Central de Abastos del Valle (CAVASA) que estaba a 10 kilómetros  de la ciudad, no tenía aun vías de acceso, ni planeación; era una improvisación. Y eso que muchos comerciantes   habían ya salido del centro de Cali a las plazas satélites de La Floresta, Santa Helena, Alfonso López, El Porvenir… y apenas estaban acreditando sus negocios.”

Manolo Castaño (propietario del Supermercado Cali, -hoy Pasaje Cali-), Gustavo Herrera, Jaime Zuluaga, Emilio Herrera, Jesús Zuluaga y una cantidad de empresarios granadinos creyeron en el proyecto de Antonio “Chispas”, pues pretendían también sacarlos a ellos de las plazas de mercado recién establecidas fuera del centro. Era el ambiente caldeado que se presentaba; pero eso no sería todo.

Su extrema timidez

Don Antonio “Chispas”, después de múltiples visitas, durante años enteros, puso en 1984 sobre los hombros de Octavio, esa carga pese a su timidez tan marcada.

¡Ese era el motivo de no comprometerse: hasta ese momento, Octavio nunca pudo hablar en público, nunca pudo sustentar una tarea oral y cuando aceptó, temblando, ¡se dirigió a quienes lo aplaudían y   ni siquiera era capaz de mirar a la gente!

Nota. Yo, su compañero de estudios primarios y secundarios soy testigo de su pánico escénico: Excelente estudiante, pero sólo escribiendo; porque si le preguntaban una lección oral, se ponía rosado, la piel le sudaba a cántaros, se quedaba mirando al vacío y, a pesar de sabérsela al pie de la letra, la perdía irremediablemente; tal era su timidez.

Intrigado, al verlo muchos años después dirigiéndose a multitudes y   codeándose con el Jet Set político y comercial del Valle del Cauca, le pregunté cómo había logrado, con creces, vencer ese inmenso obstáculo:

 “Mi esposa; eso fue mi esposa que comenzó a ponerme ante espejos de cuerpo entero, a hablar en una grabadora, para luego oír y corregir. Ella me sacó del mutismo”. – Me dijo, con reconocimiento hacia su esposa.

El reto en la asociación era inmenso:

-Al comerciante de granos y abarrotes lo perseguían todos: la Policía, Control de Precios, Control de Pesas y Medidas, Establecimientos Públicos, Salud Pública… Las basuras no las recogían los de Emsirva; los teléfonos se quedaban dañados por semanas.  Les cerraban los negocios dizque por acaparadores, que, por especuladores, que, por salud pública, que por tránsito. Había una tiranía estatal: éramos unos hampones para las autoridades. –

 -Los de la Asociación fuimos a todas las instancias gubernamentales y empezamos a ser voz de los que no tenían voz.” -Dice.

Septiembre de 1990: Cali con Colonia oficial

Recuerda, cuando aún era niño y quedaron en su memoria las competencias de las casetas en Granada, que apoyaban reinados de muchachas que las colonias traían para recolectar fondos destinados obras sociales.

Dentro de las casetas, la gente bailaba un momento con la candidata, por sólo un peso.

– “Otro peso… otro peso, otro peso”, era el estribillo que se cantaba, mientras por esa suma, llegaba otro parroquiano y le quitaba la reina al improvisado bailador, que no bailarín.   

Eso sembró en mí la semilla de participar, de apoyar, ser solidario”- Anota.

Los recogedores en ponchera cierta vez en el aeropuerto de Rionegro, trece personas, entre ellas, Fernando “Polo” Gómez, Alonso Hoyos, Pedro Claver Duque, Horacio Duque, Iván Buriticá y otras que involuntariamente olvida, iban con ayudas para un evento de caridad que se realizaría en Granada.

De pronto le dijeron: “Don Octavio, estamos cansados de pedir limosna, ya hasta los benefactores se esconden cuando nos ven llegar”.  Como se trabajaba muy informal y dispersamente, pensaron en conformar la colonia de Cali, con todas las de la Ley.

Ese fue el inicio de una idea que se cristalizó en el mes de septiembre de 1990.

Como la Colonia se creó sin cuotas de afiliación ni de sostenimiento, organizaron fiestas espectaculares en Las Vallas, donde aún se recuerda el espectáculo del humorista Vargas Vil.

-Fue tan exitoso, que hasta por las ventanas entraba la gente. ¡Se recogieron doce millones de pesos hace 27 años!  Con la platica se disponía la mitad para desatrasar deudas del asilo y en cuotas mensuales de $500.000 pesos se le fue entregando, hasta que se agotó. –Dice Octavio.

Ese fue el inicio de las muy famosas dos romerías de la Colonia; un motivo de encuentro entre los granadinos y amigos de Granada en Cali.

El exalcalde de Cali, Rodrigo Guerrero Velasco, que ha apadrinado a la Colonia desde hace mucho tiempo, dijo refiriéndose a la inmensa multitud de comerciantes granadinos y sus descendientes afincados en Cali y el Valle del Cauca:

– “La Multinacional más grande es la colonia de granadinos en Cali que da trabajo directo e indirecto a más de veinticinco mil (25.000) personas.”-

Pero su accionar no se circunscribió sólo a la Colonia y el movimiento gremial, porque promovió, la creación de la Corporación Granada Siempre Nuestra y la presencia de las cooperativas Coogranada y Creafam en el Valle del Cauca.

Justamente, cuando el escepticismo en el cooperativismo era total, pues en el Valle, un altísimo porcentaje de las cooperativas se habían quebrado, unas por decisiones gubernamentales funestas y otras, porque desviaron sus principios, imbuidos por la crisis de valores debido a que muchos jóvenes no queman procesos; quieren enriquecerse de la noche a la mañana, sin mucho esfuerzo. En cambio, a nosotros nos une la necesidad, nos unen las dificultades, nos une la escasez; a nosotros no nos sobra nada, sino que todo es en base a lo que está faltando. ¡En ese ambiente aparecieron las cooperativas granadinas en Cali y eso para mí, tiene mucho mérito!”-   Anota.

Reconoce el gran apoyo de éstas a las personas que apenas empezaban a trasegar el mundo del comercio en el Valle, cuando no tenían historia crediticia y merced a ellas, muchos, hoy en día, son empresarios prestantes en Cali y en el Valle del Cauca.

He de contar también, que Octavio era “el paño de lágrimas” de cuantos llegaban a Cali en busca de oportunidades. Que lo diga yo, que llegué en los 90 a dicha ciudad en busca de oportunidades laborales, con mi esposa y mis dos hijos. Inmediatamente encontré la ayuda de Octavio, quien hizo los contactos inmediatos para que estudiaran en escuelas oficiales. Recuerdo aún, con mucho agradecimiento la escuela “Francisco Montes Idrobo” donde fueron matriculados extemporáneamente. Gracias, Octavio. 

Octavio Quintero hoy:

Este ya no tan tímido personaje, paradigma de esfuerzo personal y de compromiso social, se casó con Nubia López, caleña de apellido paisa, con quien procreó dos hijos: Juan Pablo y Melissa, ambos profesionales. 

Es, actualmente, Contador Público y Administrador de Empresas, Gerente de Granisal Ltda. y Granos La Floresta.

Pertenece a la Junta Directiva de Fenalco Valle y al Consejo Directivo de Comfenalco Valle; miembro de la junta directiva de la Cámara de Comercio de Cali y presidente de la Fundación Casa de Antioquia para el Valle y, lógicamente, presidente de la Colonia Granadina Residente en Cali. Por estas y muchas más ejecutorias, ha recibido muchas honoríficas distinciones, tales como el que le otorgó la institución Sinergia Solidaria por Cali, con el título de “Ciudadano Solidario 2014 y hoy, la exaltación como presidente de la Federación Nacional de Comerciantes FENALCO, seccional Valle del Cauca y, al momento de publicarse este libro, presidente (e) de Fenalco a nivel Nacional.

José Carlos

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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.