¡Qué vida tan arrastrada!

LA TRAPERA CLARA:
¡Qué vida tan arrastrada!
En la casa de Chepe, todo parece normal; pero, la trapera está muy enojada:
¿Qué ocurre cuando me tienen mojada, retorcida y arrastrada literalmente trapeando el piso conmigo? -Dice con rabia mal contenida.
-Corréte pa allá, que estoy trapiando. -Ordenan.
-No te movás de ahí hasta que se seque. -Dicen.
-Levantá esas patas que estoy trapiando. -Bufan
-Limpiáte los zapatos. ¿En dónde? Aquí, en la trapera. -Rugen.
-Ahí viene ese langaruto de la calle a dejar sus patas marcadas en la baldosa. -Braman
-No le hagás caso que se entra. -Advierten.
Y, como de la nada, ese día aparece la prima con las gafas sobre la frente a la que le dio por venir de Miami que porque le cogió la nostalgia ¡y tiene que llegar preciso en ese momento en que estoy limpiando todo el piso!
Soy Clarita, la trapera y aunque no lo crean, también hay clases sociales, pues yo, que soy de tiras o mechas de color o tripas, soy la que trabajo más duro, mientras que, a Blanca, la de microfibra, le toca solamente pulir lo que yo ya he hecho. Qué injusticia tan rastrera.
Me toca escuchar música que es dizque para planchar, pero Margola, la empleada de casa la coloca a todo volumen mientras trapea y con sueños de artista, coge mi mango como micrófono.
De verdad no canta ni feo; pero con ese cloro y ácidos que me echa va a resultar perdiendo la sensibilidad en las cuerdas vocales, así como yo lo estoy con mi color.
Una vez sí me asustó, porque se encerró conmigo en el baño y con esos olores juntos, comenzó a irse pa los lados y a voltiar los ojos, como intoxicada. Cuando le pasó la maluquera, volvió a creerse Amanda Miguel, sacudió su abundante cabellera y comenzó cantar “Él me mintió” y hasta lagrimió la pobre por esa traga tan brava que tiene del Jaime ese.
¿ Que el niño se vomitó? ¡vayan por Clarita!
¿ Que el baño se llenó? ¡Pa eso está Clarita!
¿ Que hay que limpiar porque cayó gotera? ¡traigan a Clarita!
¿ Que esta mancha está muy pegada? Pues traigan… (¡ya saben a quién!) y échenle amoníaco y froten bien con la trapera. (¿ que quién es? Pues, Clarita, como pa variar).
¿ Que hay que secar el piso? Ahí estoy yo como una boba, arrastrándome a sus pies y dándome golpes contra los Guarda escobas de la pared y, hasta pisotones recibo, cuando necesitan remover algo muy pegado en el piso.
Ya me imagino el voleo de mis hermanas cuando les toca trapiar el coliseo de Granada. Qué pecao de ellas.
Mi amiga entrañable es Maruja, la escoba; y ella y sus compañeras sí son más famosas y usadas para perseguir cucarachas y hasta ratones; y, aún en la literatura han servido hasta de vehículo aéreo para brujas; incluso, ellas, las escobas, tienen aparatos que les hacen la vida más descansada, como las aspiradoras y ahora los robots que hacen casi todo por ellas que descansan todas peinaditas allá al lado de los plumones limpia polvos y de los dulceabrigo.
En cambio, parece que tuviera más gracia un bombón de trapo que nosotras, porque somos tan arrastradas que no nos mencionan pero para nada; y cuando lo hacen es para dejarnos como un trapo sucio y maloliente al que cogen solo de la puntica y con las ñatas tapadas. Hablan de la puñalada trapera, que al parecer no fue dada por ninguna de nuestras antepasadas, sino que un día un tipo de la familia Trapera hirió a uno de los Aranda; este se refugió en la Iglesia de Santo Tomás Canturiense o de Canterbury en Inglaterra justo en el momento de la consagración y en plena celebración de la eucaristía, el Trapera, entró a la iglesia y asestó la puñalada definitiva, acabando con el malherido Aranda. Y con eso de ser Trapera, nos dejó literalmente por el suelo.
Después de todo un día de trabajo, la señora de la casa quiere que yo esté como me encontraron y, vuelve el ciclo de enjuagar, golpear, escurrir y colgar, hasta el otro día que, de seguro, la señora empezará diciendo:
-“estas traperas ya no las hacen como antes”. Qué piedra.
Cuando estoy ya deshilachada, aunque no tan vieja, me dejan en un rincón para hacer los trabajos más repugnantes: limpiar la caca de las palomas en el techo, los regueros de aceite en la cocina, las deposiciones que no alcanzaron a llegar al sanitario y hasta gotas de sangre de una cortada reciente y para dar la primera mano a las áreas sociales para que la trapera nueva no se vaya a manchar. Ridículas. Este también será tu fin que no será tan definitivo porque aún quedará el palo esperando servir para colgar la ropa de los altos secadores en el patio, para que el manguito rotador no se le emberraque a Maruja, como estoy yo ahora contando estas cosas de nosotras, las traperas tan humilladas y decoloradas y tristonas.
Glosario:
Trapiando: Trapeando, limpiando con una trapera o trapeador.
Langaruto: Perro de no muy buena clase o calaña.
Lagrimió: Lagrimeó; derramó lágrimas.
Traga: Enamoramiento extremo.
Dulceabrigo: Pedazo de tela especial para secar o limpiar.
Ñatas: Narices.
Deshilachada: Tela despedazada, raída.
Caca: Deposición, popó.
Medellín, agosto de 2025

José Carlos
¡Opina!
Te puede interesar...
BOHEMIOS: UNA SERENATA CON POLVIAO
Un fuerte olor a cerveza mezclada con aserrín en el...
Entradas recientes
Navegando por Granada
Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.