Foto cortesía Casa de la Cultura Granada

 

 

 

¿POR QUÉ ESCRIBIR GRANADA PAISA?*

Palabras en el lanzamiento del libro Granada Paisa 3

(Lectura 5 minutos).

Buenas tardes respetados asistentes al Conversatorio Cultural y lanzamiento del libro Granada Paisa 3.
Cuando me decidí a escribir hace 16 años, me propuse hacerlo sobre el pueblo que me vio nacer y al que, desde cualquier sitio de la geografía nacional, añoraba con mucha nostalgia y alegría.
Desde luego, inicié unos artículos investigados para que, como me lo proponía, acrecentaran el amor por su patria chica a quienes desde las diferentes regiones del mundo, leyeran mis artículos.
Y así, emocionado por el efecto que estos producían, me volví osado:
Y me traje para Granada a genios universales de la literatura clásica; es así como por estas calles deambulan Homero con su Ilíada bajo el brazo; Virgilio pasa por la Variante con su Eneida y la muy conocida Caperucita Roja traída desde Francia, aun realiza sus encuentros furtivos con el lobo feroz en la vereda el Edén.
Y Cristóbal Colón viró sus carabelas para encallar en Granada a contarnos su odisea de la conquista de un mundo, que ni él mismo sabía que no era el  buscado.
Y Pablo de Tarso también fue sonsacado para que hiciera un alto en sus epístolas y viniera a Granada y nos contara su vida humana, demasiado humana, y qué hizo que un converso como él fulgurara en el ámbito de la Iglesia a la que antes, persiguió con saña.
Y Tiberio de Jota Salazar y Herrera, el Arzobispo, tornó a su pueblo a contar su historia y su época, de la mano de unas gafas que aún deambulan por este siglo 21, a la espera de ser recibidas por un vástago de la familia.
Volví paisas con apodos el Éxodo judío y la gran obra de la Creación en el Génesis, hechos que, en una loca traslación, ocurren en las tierras de Granada.
Y compartí expresiones como el famoso “bendíiito”, “agoniciento”, “compáña”… y centenas más que se utilizan aún entre los paisanos; tantas veces que, junto con los más de 520 apodos granadinos publicados se podría hablar, sin exageraciones, de un lenguaje propio en muchos casos sólo entendible entre los raizales de Granada.
Y vinieron de las diferentes veredas y sitios vecinos, las chuchas, los pinches, las hormigas cayuras y calentonas, Rumbimbo (el perro desplazado), un gallo mandón en el gallinero, la cucaracha, la mosca, marranos y hasta un espermatozoide para matricularse como granadinos y contar su historia entrelazada con la de Granada.
Deambulan aún, como fantasmas buenos traídos a la época, los carpinteros con mi papá Francisco Javier Tamayo Vélez a la cabeza, cepillando y puliendo cedrillo, Chilco colorado, y sueños de ver a sus hijos progresando.
Volví a recorrer los negocios de los años 60 y 70, con su fragancia de manzanilla hirviendo; con el olor mezclado de tinto, cerveza, cigarrillo barato y el aserrín que tapaba un mojado hecho en el piso por algún paisano mareado por Baco.
Y volví a traer, de vuelta, a uno de los paisanos que se había ido pa’arriba, para que nos contara su historia y vida desde su pre-adolescencia en esas lejanías del pie de monte del Valle del Cauca y de Cali.
Y traje la historia oral de Granada, plasmada en la memoria prodigiosa de Hernán Benjumea, quien recuerda nítidamente acontecimientos y consejas de la Granada de los finales de los años 50 hasta nuestros días.
Así mismo, vino el doctor Gerardo, quien nos descubre su naturaleza cívica y humana en un reportaje sin cita previa y con fórmula que no requiere cancelación.
Pero…
Pero, también desde las revistas y la emisora que me abrieron sus puertas, envié a las personas del mundo exterior anécdotas y personajes que con su sencillez han hecho historia en Granada.
Mostré al Burro de Guadalito, Beiba, Olivia Saturdina, Rodulfo, María Boba, Julio Maracas; al idealista Take Pún, al juglar Baldomero y a muchos más para decirle al mundo que su historia personal y social también emulaba a ese loco maravilloso Don Alonso Quijano, al sencillo y primario Sancho Panza y a los personajes como Dulcinea, inmersos en la obra universal de El Quijote.
Le conté que fui a Medellín por primera vez a ver los aviones de cerquita y subí y bajé en las escaleras eléctricas del almacén Caravana y que, como a muchos de mis paisanos, también me estafaron con fotos que nunca reclamé; un corte de tela de 5 supuestos metros envueltos de tal manera que nadie dudaría de su tamaño que a la postre resultó de sólo 80 centímetros de tela burda  envolvían papel periódico húmedo; también compré de afán  anillos brillantes de oro, que como por arte de magia se volvieron negros a la media hora de comprados.
Conté al mundo que hubo una Granada y una época en la cual tuvimos gran progreso intelectual y efectivo, en la que se hicieron obras de envergadura como la Variante, el nuevo hospital y llegó la electrificación accesible a casi todos; y que además, en esa época se sintieron los coletazos de los hippies en jóvenes con cabello largo e ideas cortas  y con vestimentas estrafalarias, si las miramos en perspectiva, desde esta época.
Le dije al mundo que por aquí también pasó el carranchil y que aún somos susceptibles a la calvicie, los orzuelos, las caries y el dolor de muelas, solo calmado con el gatillo en manos de los dentistas de entonces.
Y que tenemos la calle de El Zacatín a donde iba medio pueblo por el agua y en la cual todos nos conocíamos, de tal manera que, como dice sabiamente Gildardo Tamayo, mi querido hermano; “Granada era un hogar con calles.”
Le conté que disfrutamos de paseos de día entero, serenatas con una guitarra zurrunguiada, que enamoraron muchachas; exámenes finales aterradores, rosarios de aurora pasados por agua, pesebres con ovejas más altas que las montañas y una feria semanal de Granada donde se mezclaban las reses susceptibles de ser vendidas unas o de ser preñadas gratuitamente, otras.
Y le dije al mundo que también caminamos con una señora llamada Vejez, y que ésta, en Granada, es una dama muy respetable a la que aspiramos muchos a tener en nuestras manos, pese a que a finales del año 2000, ella, fue truncada en muchas personas que no alcanzaron a morirse de viejos, víctimas tempranas de la violencia que nos asoló.
Así, en un corto vuelo por la historia de mi pueblo, aterrizo mi mente en este recinto para presentar el producto físico de estos sueños surrealistas.
Con sumo agrado, hoy presento el libro GRANADA PAISA 3  para el deleite de todas las personas y, muy especialmente, de mis incondicionales lectores.
Este libro, apto para todas las edades, es la compilación de artículos escritos en los últimos seis años y del Libro Granada Paisa 1, editado y agotado hace ya doce años.
Granada Paisa 3 y 1 está dedicado a mi señora esposa Martha Nelly Zuluaga Salazar; a mis hijos Wilson y Germán; a su esposa Johana Zapata y a mis nietos Ángel, Celeste, Simón y María Belén; todos los cuales han hecho de mi vida un Edén.
Agradezco la realización de este proyecto, primero que todo a Dios Nuestro Señor y María Santísima; así mismo y a todas las personas y entidades, que sin querer omito y que hicieron posible este trabajo que es un homenaje a GRANADA, esa dama vestida de verde, que con los brazos abiertos, nos sigue esperando como madre amantísima, recostada en las montañas del Oriente Antioqueño.

*Entonces, ¿por qué escribir Granada Paisa? Ya lo sabemos: porque  hay mucho qué contar sin amarguras ni reproches y con un poco de humor y mucho de nostalgia. 

José Carlos Tamayo Giraldo. Granada, enero 5 de 2013.

Hoy por hoy, junio de 2025, mi familia de amados  nietos ha crecido: a María Belén la siguen Ana Sofía, Juanita y las mellizas Isabel y Susana y esperamos a Tomás. Wilson se casó con Liliana Ossa y nos han dado cinco nietos: Pablo, Mariana, Manuela, Salomé y Sara. Los apodos ya no son 520 sino 900 y los artículos publicados también en mi página:  www.granadapaisa.com,  aumentan mi producción literaria. 

 

 

 



José Carlos

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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.