
DON ALONSO, PONCIO PILATOS Y MICRÓFONOS
(Lectura: 4 minutos)
José Carlos: (Nuestros dos personajes: Caliche* y Chepe han bajado, como casi todos los viernes santos a ver la escena de la sentencia contra Jesús. Caliche está muy interesado en un personaje al que no distingue sino como actor en ese escenario y por eso coge a Chepe “de su puerquito” como diría el Chavo, para preguntar, preguntar y preguntar en medio de la procesión sobre el personaje del balcón en la plaza de Granada. Allá, Pilatos en escena pregunta: “¿Qué quieres Claudia esposa mía? Ella le advierte de la injusticia que va a cometer y éste le está entregando su anillo como garantía de que salvaría al Señor, pero…).
–Contáme hombre Chepe, dice Caliche, algo de ese señor que todos los años hace el papel de Pilatos en el drama de la sentencia que hacen aquí en la plaza principal.
-Pues, ahí como lo ves, ese señor no solo es Pilatos; es un tipo con muchas facetas: franco, desabrochao, solidario y jocoso a veces; pero especialmente, es un amante de su tierra y sus costumbres. Te cuento que siempre ha estado presente en obras de beneficencia y solidaridad en entidades como las cooperativas. Es también permanente y característica la imagen de un “don Alonso” pegado del megáfono invitando a ayudar al prójimo en cualquier desastre; o del micrófono de la parroquia anunciando por la torre de arriba fiestas y romerías y celebraciones. Ya hasta miedo me da cuando escucho la voz de don Alonso por los altavoces de la torre, porque normalmente es para avisar la muerte de algún paisano dentro o fuera del pueblito.
José Carlos: (Ya la turba ha pedido ciegamente la cruz para el Señor y la libertad para Barrabás, mientras Caliche intrigado acosa).
-Ya me estás diciendo algunos datos y solo el nombre; pero contáme más cosas de él, hombre Chepe.
-Uno de sus más característicos dichos es “¡Somos pueblo!”; pero también, esta pregunta que se vuelve una afirmación por su tono de voz: “¡Amañao!”.
José Carlos: (En el balcón, Pilatos grita a la turba enfurecida: “¡Raza de víboras, sepulcros blanqueados!…”).
-Muy vacano todo, pero vas muy de prisa: Contáme de su niñez y juventud, ¿qué sabés vos, hombre Chepe?
-Pues, hombre Caliche, yo sé que vivió por los lados del chorro de Vahítos o cascada del Carmelo, la cual trepaba como alpinista con sus amigos de infancia. También que perteneció a la banda de guerra en la época de Gilberto Yepes “Varilla” y del profesor cocornense Humberto Hoyos, cuando el “racatachín” … “chín” “chín”, se escuchaba desde La María, el Cabezón, el cementerio, el plan de las madres y el colegio.
José Carlos: (La banda de los judíos avanza lentamente por la estrechísima Calle de la Amargura, llevando al Señor al sacrificio.)
– ¿Y qué más? Soltá a ver; no seás tan amarrao con lo que sabés:
-Andá con cuidado que, por elevado, en una acera de estas me fui de ñatas el año pasado. Si no es por la blusa de mi esposa, que quedó despedazada, me mato. -Esperá pues, que voy desgranando la mazorca, para darle más interés a la cosa.
-Don Alonso fue actor de obras dramáticas con Jairo Villegas, “Pategallina”, don Horacio Salazar y Ethelberto Gómez “Malicia”. Te cuento, además que con este último actuó en el drama Juliano El Apóstata. Pero así mismo lo hizo con Gildardo Tamayo Giraldo, quien ya daba sus pasos en el teatro, aunque fuera solo ayudando a hacer espaditas de madera y poniendo floreros en dramas como La Madre loca, Fidelidad, El Hijo Pródigo y en Genoveva de Brabante.
José Carlos: (Ya la procesión va subiendo por la plaza y se escuchan solo los acordes tristes y pausados de la banda de los judíos y los rezos y las lecturas y letanías de la hermana Alba por el altoparlante ambulante.)
-Ahora sí decíme bien de quién estás hablando, hombre Chepe, que ya me tenés interesado y hasta cabriao.
-No es por nada, pero con esa preguntadera tuya, vos no estás logrando nada de la procesión. Sigo, pues, -dijo Chepe:
–¡Pues, de don Libardo Alonso Giraldo Hoyos! Pero, cuidaíto le decís que “don Alonso”, porque ahí mismo te va a decir:
-“Dígame Alonso; no me diga “Don” que ese título viene de los españoles…
José Carlos: (Se quedan en silencio siguiendo la ceremonia que pasa ya como todos los años por la carrera Carabobo frente a la casa de Benjamín Castaño y de pronto, Caliche casi que afirma):
-Y es titulado en comunicaciones, oí decir por ahí:
-Claro, y tiene tarjeta de locutor; pero, como para ejercer esta profesión, tenía necesariamente que vivir en la ciudad, prefirió ignorarla para quedarse en Granada. Pero, siguió con su afición pues como vemos, es amigo de las comunicaciones y en su tiempo fue el corresponsal de los periódicos Amanecer Granadino y El Colombiano.
-Pero, también es maestro de generaciones, ¿cierto, Chepe?
-Claro que sí: estudió en Granada, su tierra, a donde después de laborar en Bolombolo, volvió para trabajar en la escuela de niños Jesús María Yepes, donde fue maestro consejero; posteriormente entró como profesor al Idem Granada. Era la bendita costumbre de la época: ser maestro en primaria, profesor en secundaria.
-Sigo pues y no me interrumpás, hombre Caliche con tanta preguntadera que me embolatás. Mirá que ya estamos llegando a la esquina de la casa de la cultura y no me has dejado rezar nada; apenas me he asoliado como un caballo, pero sin devoción:
-Este licenciado en pedagogía reeducativa, por invitación de la hermana Alejandra Baloco, se metió de maestro de la Nocturna y de la Sabatino Dominical, creadas para que los trabajadores diurnos y campesinos también pudieran estudiar en el pueblo.
-Y dicen que hay una fiesta en Granada que fue idea y paternidad de él y que aún desfila con ellos. ¿De cuál será? -Pregunta Caliche.
Claro que sí: fundador, director y motor de la Fiesta de los Niños, porque según dijo una vez: “…me di cuenta de que en otras partes celebraban el día de los niños y en Granada no. Por eso todos los años iba a Medellín a pedir regalos entre los comerciantes, para repartirlos en el pueblo. Después, la cooperativa San Pío se interesó y ya no tuve qué volver a las recolectas. Ahora ya se suman a la fiesta otras instituciones de Granada-”.
-Pero uno lo ve en muchos actos más, hombre Chepe.
José Carlos: (Shhh. ¡Silencio! Ya están llegando al templo con las imágenes y la cola o el fin de la procesión no ha salido aún de la plaza).
-Vos como que sabés más de él que yo. Claro que sí; don Alonso también impulsa desde hace años la Fiesta del Campesino y el Día de las Madres, en las cuales encabeza las procesiones, anima desde los tablados y compromete a instituciones y comerciantes para que se vinculen con regalos y donaciones.
José Carlos: (Ya Chepe está sudando la gota amarga, no tanto por la caminada sino por esa preguntadera de ese amigo que resultó tan intenso, como dicen hoy los jóvenes.)
-Antes de que entremos a la iglesia de arriba, hacéme las últimas preguntas, pa contestártelas en el atrio, porque yo allá adentro si no te voy a contestar ninguna. Ya me hicítes perder la procesión, pero ahora la función que sigue no me la pierdo por nada.
Acordáte del perdón, que predicaron en la plaza y mejor, contáme lo del papel de don Alonso como Pilatos, hombre Chepe, -Dijo Caliche.
Pues, pa esa respuesta el mejor sería nuestro amigo historiador Mario Gómez Aristizábal, pero como que no vino o se cansó de andar. Sigo pues: como si lo anterior fuera poco, don Alonso es el Pilatos que, como viste hace más de tres horas, muy a su pesar y por presiones de la turba tiene que condenar a Cristo en la celebración de la Semana Santa en Granada; además, en su tiempo fue el director de todo lo que implicaba la sentencia: textos, ensayos, procesiones, judíos, bandas marciales, monumentos, sentencias procesiones y lo que conllevaba el organizar la tradicional Semana Santa granadina.
José Carlos: (Cuando salieron de las funciones del domingo de Resurrección, ahí estaba don Alonso charlando con Jorge Arbeláez, en uno de esos días de crisis emocional que, a todos, algún día nos ataca. Aunque, como siempre, algo mal de los ojos, desde el andén del negocio, veía cómo Granada, en poquísimo tiempo cambió una historia de más de doscientos años; cómo los apellidos con sus personas salieron del pueblo y del campo obligados por las circunstancias; cómo fallecieron seres humanos conocidos y desconocidos y cómo el tejido social ha ido cambiando, ocupado por personas de otras latitudes y costumbres; pero él, sigue al lado y al tanto de esta tierra de la cual le sería imposible emigrar sin lágrimas.)
Glosario:
-Amañao: Contento, feliz.
-Procesión: Desfile, especialmente religioso.
-Drama de la sentencia: Varios escenarios en balcones de la plaza de Granada en los cuales los personajes bíblicos hacen su papel en la condena de Cristo.
-Calle de la Amargura: Carrera Salazar y Herrera en Granada.
-De ñatas: de narices en tierra.
-Amarrao: Duro para gastar o regalar, muy “codo”.
-Por elevado: Por distraído
-De ñatas: De narices.
-Cabriao: Intrigado.
-Embolatás: Perderás.
Asoliado: Asoleado, afectado por exceso de sol.
Cooperativa San Pío: Coogranada
Tan intenso: Que es muy asediador. Hasta a llegar a veces a ser considerado un acosador, especialmente laboral.
Monumentos: Cada uno de los hermosos escenarios que se realiza en cada templo como sitio donde es colocada la Hostia en reserva hasta la resurrección de Cristo.
*Caliche y Chepe: Nombres ficticios


José Carlos
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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.