UN PEQUEÑO DE TROVA Y HUMOR EN GRANDE

PICHINGO
UN PEQUEÑO DE TROVA Y HUMOR GRANDE
Hay un joven granadino que se ha estado visibilizando en los escenarios nacionales de la trova: Diego Alexander Gómez Aristizábal.
Sus apellidos granadinos apenas nos ubican; pero, si decimos que es conocido como Pichingo, de inmediato nos damos cuenta de este joven nacido en el área urbana de Granada, pero levantado en la vereda la Honda Arriba, que salió del campo para hacer repentismo en el pueblo y en la ciudad.
Y es que, a este hijo de Jairo y Ofelia, “mis brújulas”, lo conocimos en corrillos y pequeños mercados mostrando su calidad de trovador entreteniendo a la gente con sus apuntes llenos de humor.
Su historia:
El maestro de su escuela rural, Iván Ortiz viéndolo como despiertico lo ponía en las presentaciones de la escuela, en el homenaje a la bandera y demás actos que hacía la institución de la vereda.
Pero; llegó la tragedia de Granada del año 2000 y, aunque de su vereda no se desplazaron, el desánimo sí cundió por toda la comarca.
Ese niño que ensayaba las trovas tomando el palo del azadón como micrófono, contestándose él mismo con otra trova e imaginando los aplausos replicados por el eco de las montañas, quedó en silencio porque “no había motivos para trovar en medio de tanta barbarie”.
Pero, cuando tenía 15 o 16 años, en las Fiestas del Retorno, Volvió la chispa que contagió de la alegría todo su entorno.
Apuestas Candilejas lo empujó a mostrarse y se subió al escenario ante un público expectante por un niño que iba a trovar. “Del cuello para arriba sentía; pero de ahí para abajo. nada”. –Tal fue su terror escénico.
Luego, se regó la bola: “Eso era pidan y pidan trovas en los andenes, en las calles, en las plazas de Granada”.
Amaya (Nelson García), como concejal, dinamizó una tarima cada mes para que la gente volviera a Granada y ahí estaba Pichingo con su trova divertida y aplaudida.
Con más vuelo, lo invitaban más allá de su pueblo a amenizar los torneos deportivos en las canchas Villa Lucía en Guarne. Nelson lo sacó a la ciudad, “buscaba la forma de subirme a tarimas; me regaló libros, diccionarios; fue un apoyo muy valioso”.
¿Por qué el apodo de Pichingo?
Las Corporación Granada Siempre Nuestra le pagaba los pasajes para asistir en Marinilla a una escuela de trova dirigida por Leonardo Jiménez y Germán Carvajal, artista antioqueño que se dio a conocer con Los Marinillos, con repertorio lleno de trovas e ironías.
A este último no le gustaba su seudónimo, porque le sonaba feo y, además, no sabía que en Granada era un apodo muy conocido y familiar.
-Cámbiese ese remoquete porque no me gusta eso de Pichingo. Cámbielo antes de que se haga famoso, para que no lo afecte. – Le aconsejó.
– ¡Yo no quiero cambiármelo porque quiero llevar el apodo de mi familia! –Le respondió el adolescente Diego Alexander –
La apuesta por un apodo:
A Germán Carvajal aún le parecía horrible el apodo; a lo mejor, porque en Panamá y Nariño significa miembro viril; pero, para nosotros, era sinónimo de algo muy pequeño y gracioso, como era Diego Alexander.
Se venía un festival y apostaron por su sobrenombre:
-Si se gana el festival de Marinilla se queda como Pichingo; pero, si pierde, se lo pongo yo. -Le advirtió Germán.
¡Y se lo ganó!… “Me tocó ganármelo”. -Dice con orgullo-
¡Pero había que trabajar mientras llegaba la fama!
Cuando consiguió trabajo en las canchas Wembley 5 en Medellín, allí conoció al administrador Edgar Rivas bajo cuya dirección laboró durante 6 años:
“El mejor patrón: amable y abierto a las expresiones artísticas. Y es que, talento sin apoyo no existe y en Edgar lo obtuve siempre”.
Hoy por hoy, Pichingo se siente más humorista que trovador. Aunque ambos estilos no riñen, sino que se complementan; es una simbiosis que muchos trovadores improvisados han llevado a confundir con vulgaridad dejando en el ambiente el concepto de que la trova no es un arte sino una expresión más de cierta ordinariez popular, lo que duele a los profesionales como Pichingo.
Pichingo está empeñado en recuperar la trova elegante sin quitarle el pique gracioso que, Salvo Ruiz, Miguel Ángel Zuluaga, Corozo, Cacao, Carriel, Caballo, El Cura, Mario Tierra y tantos más le signaron para sacarla de bares y la cantina y llevarla a los escenarios y teatros de categoría por todo el mundo.
Pero no se queda ahí nuestro Pichingo, pues, gracias a la experiencia adquirida es libretista de humor político para radio. Escribe libretos al Grupo Salpicón; al programa el Tren de la Tarde de RCN, dirigido ni más ni menos que por ese humorista y gran imitador de voces, Guillermo Díaz Salamanca. A la fecha de edición del libro Granada Paisa, Pichingo se ha ganado varias series de programas de Sábados Felices de Caracol Televisión y es el conductor del programa Humor Inédito de Teleantioquia.
Llegó el futuro:
-La trova me cambió la vida. Tengo una deuda que debo cancelar con Granada; devolverle lo que he aprendido y me ha dado. Montar una escuela de humor o trova para los niños de mi pueblo; ese es mi primer sueño.
Ganarse el premio Ciudad de Medellín de la Alcaldía es el mejor trofeo para un trovador y trabaja para obtenerlo, con la ayuda de Dios:
–Tener a Dios en el corazón es estar en paz con uno mismo. Si el artista está en gracia, es un artista completo. Antes de subir a las tablas, me encomiendo a Él. -Y. a fe que le va muy bien.
Homenaje de Pichingo a El Chavo del Ocho.
Terminada de redactar esta charla, se supo de la muerte de Roberto Gómez Bolaños, el Chavo del Ocho, a quien Pichingo le rindió un homenaje que se resalta en este relato al comediante más querido de América:
“De seguro Don Ramón/ al Chavo mandó a llamar, /porque lo quería invitar/ a una torta de jamón. Arriba hay celebración/ pero en la vecindad, / hay luto, y hay soledad/ porque la muerte y su frío, / hoy dejó el barril vacío/ por toda una eternidad. Se fue el Doctor Chapatín / y en todos los que lo vimos/ creo que nunca supimos/ qué había en su maletín. El chavo llegó a su fin, / en un doloroso rito/ llevándose a Chespirito / y al Chapulín Colorado, / la muerte en su legado / cometió el peor delito. /
Paz en la tumba de Roberto Gómez Bolaños.
Noviembre de 2014
Pichingo once años después:
Diego Alexander Gómez Aristizábal se dio cuenta que combinando la música con el humor podía cambiar un poco la realidad de su entorno a través de los micrófonos de Olímpica Estéreo Medellín donde participa en programas como Temprano es más Bacano y El Pico y Placa del humor. También ha participado en programas de televisión como Humor inédito en Teleantioquia. Se ganó reconocimiento nacional tras ser coronado Rey Nacional de la Trova en la Feria de Manizales en 2018 y el más reciente hito es su participación en Master Chef Celebrity Colombia, de cuyo resultado final estamos a la espera.
Pichingo está convencido de que la vida es muy compleja, así que le inyecta un poco de música para hacerla más llevadera; su canción favorita para arrancar el día es “Siempre Alegre” de Raphy Leavitt y La Selecta.
Todo muy bonito, pero no hay que olvidar que, tras las bambalinas, las luces, escenarios y micrófonos, el artista tiene otra vida, quizá más importante y Pichingo tiene a quién abrazar en cada amanecer: su esposa Cristina y sus dos hijitas Antonia y Julieta que esperan por la llegada de Diego Alexander, para darle un aplauso mucho más sonoro que cualquiera que pueda recibir en estadios repletos de admiradores y que de seguro le llenará el corazón mucho más grande que él.



José Carlos
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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.